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Líneas Huérfanas

Al crear una revista literaria o cultural, se está inevitablemente tentado (y casi condenado) a llamarla “Parnaso”, “Los nuevos, “Cuadernos de poesía chapinerurna” o “Voz de América”, etc., etc. Como si en sus cuadernos editados en lo alto de Chapinero se le fuera a dar voz al nuevo parnaso americano. 

Pero el tiempo nos ha enseñado que eso no es así, ese parnaso ya está ocupado y habla, habla mucho y tiene mucho por donde regar su voz en cuadernos desesperados por bañarse en esas mieles. 

Nosotros ya no podemos ascender a ese Parnaso porque nos hemos apartado, o porque nos han rechazado. No sabríamos decir qué fue primero, o si acaso nunca nos interesó, o si nunca golpeamos la puerta porque de antemano sabíamos que estaba cerrada para nosotros y para entrar no bastaba que se alineasen los planetas ni que una estrella alumbrara nuestra frente al momento de nacer, sino que habíamos de besar la mano del portero, lamer sus botas y tal vez restregar nuestros cuerpos nada sensuales contra el pomo de la cerradura.

Y tampoco tenemos padrinos, ni mecenas, ni herencias que nos lleven a prestigiosas escuelas. Estamos abandonados al final de todas las listas.

Por eso, para enfrentar esta orfandad, decidimos juntarnos e invitar a todos los que se encuentran en igual condición para hacer lo mismo que hacen en las áureas cumbres del intelecto: leernos y elogiarnos entre sí nuestras tristes ideas e imprimirlas como si fueran la última gran revelación. Luego, quizás debamos seguir el consejo que nos dio un Gran Editor y hacer un fuego con nuestras páginas, aquellas que no cabían en sus galeras, que estaban de más en sus títulos lustrosos, porque creen que, como ellos, ya no tenemos alma, y aquello que no genere algún lucro debe ser consumido por el fuego sin importar su nobel brillo. 

Pero nosotros haremos un fuego para reunirnos a su alrededor y calentarnos, y contarnos historias divertidas y reír un rato. Luego, tal vez lo abandonemos y se salga de control, y quizá llegue a la ciudad y la queme, o al menos la ahogue con su humo y la inunde de más cenizas y hollín.


Foto de Sourav Biswas, tomada de pexels.com

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